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El Neurofeedback es una terapia de regulación que ha demostrado ser eficaz tanto en problemas psicológicos como en cuadros orgánicos como por ejemplo la epilepsia y el dolor. Sus orígenes se asientan sobre la fisiología, el conductismo, la neurología y la electrónica. Sin embargo, no es algo nuevo: es un hecho biológico asentado en la capacidad natural de aprendizaje del cerebro, como aprender a hablar o a montar en bicicleta. Y aunque el Neurofeedback es al día de hoy presentado muchas veces como una terapia novedosa y avanzada, el interés por las ondas cerebrales existía a finales del siglo XIX, y las primeras aplicaciones clínicas cuentan con más de 50 años de historia.

La actividad cerebral depende en parte de la actividad eléctrica de las neuronas. El primer registro de las ondas cerebrales (EEG) a través del cuero cabelludo de seres humanos fue realizado en 1920 por el psiquiatra alemán Hans Berger. Los trabajos de Berger representaron un avance importante con respeto a los trabajos pioneros de Richard Caton, quien en 1875 observó que las fluctuaciones en la actividad eléctrica cerebral correspondían a distintos estados mentales. En su laboratorio, Caton trabajaba con animales y registraba la actividad cerebral con electrodos colocados directamente en el cerebro o en el cráneo. Berger trabajó sobre sí mismo y pudo captar las ondas cerebrales en el cuero cabelludo, y fue quien obtuvo el primer registro de EEG puro en papel.

Hans Berger

Los hallazgos de Hans Berger siguen siendo actuales. Identificó diferentes bandas de frecuencia, que nombró utilizando letras del alfabeto griego, Alpha y Beta. La banda de frecuencia de 10 Hz, que es la que marca el ritmo de base en el cerebro adulto, se conoce como “Ritmo de Berger”. Observó que la actividad de pensar y estar alerta correspondía a un ritmo rápido y desincronizado, mientras que al cerrar los ojos, el cerebro produce un parón de ondas más lento y sincronizado. Berger afirmó, en un artículo de referencia que publicó en 1929, que alteraciones en el registro de las ondas cerebrales (EEG) reflejaban trastornos clínicos.

En 1958 el psicólogo Joseph Kamiya comprobó que las personas pueden identificar la activación de ondas alpha. Kamiya entrenó a un voluntario para detectar el arranque de ondas alpha utilizando refuerzo verbal, confirmando la capacidad humana de controlar las ondas cerebrales. El procedimiento bidireccional utilizado por Kamiya en el que el sujeto recibe información de refuerzo cuando logra los cambios fisiológicos esperados es el utilizado actualmente en todas las clases de biofeedback. Sus trabajos abrieron camino para la investigación sobre estados de conciencia, así como para el entrenamiento de ondas alpha y el posterior desarrollo de protocolos de estados profundos por otros investigadores como Green, Walters y Budzynski, utilizados por ejemplo en terapias psicodinámicas y en la cura emocional del trauma.

Las aplicaciones clínicas del Neurofeedback empiezan, sin embargo, con el tratamiento de la epilepsia, un camino que se abrió por casualidad con la investigación que M. Barry Sterman realizó en la década de 1960 con gatos. Sterman había entrenado gatos en su laboratorio premiándolos con leche y pollo cada vez que sus cerebros activaban el ritmo SMR (ritmo sensoriomotor). Sterman publicó su trabajo de referencia en 1968. Muy poco después la NASA encargó a Sterman una investigación sobre los efectos convulsivos de la exposición a la hidracina, compuesto tóxico utilizado en el combustible para cohetes. Sterman utilizó en su investigación algunos de los gatos que había entrenado con Neurofeedback. Esos gatos, sorprendentemente, no tenían convulsiones. Sterman encontró, casualmente, la primera aplicación médica para el entrenamiento de las ondas cerebrales.

Margaret Fairbanks, miembro del equipo de Sterman, fue la primera persona en recuperarse de los síntomas epilépticos con neurofeedback, que actualmente es una alternativa de tratamiento para la epilepsia como se puede ver en la revisión publicada por Sterman en Clinical EEG and Neuroscience (January, 2000). Sterman entrenó a Fairbanks para fortalecer el ritmo SMR y su actividad epiléptica se redujo en 3 meses. Pero aunque fueron los trabajos de Sterman los que abrieron el camino para el uso del entrenamiento de las ondas cerebrales en medicina, otros investigadores buscaban, en la misma época, el control voluntario de la actividad cerebral y del sistema nervioso autónomo.

Así, el Neurofeedback (o biofeedback EEG) empieza su trayectoria en la Psicología como una herramienta para el trabajo con estados profundos, pero rápidamente avanza hacia otros campos como el alto rendimiento, la rehabilitación cognitiva o el tratamiento de problemas de origen orgánico. Entre los pioneros del desarrollo del neurofeedback para la rehabilitación cognitiva están, además de Sterman, Lubar, con sus trabajos sobre Déficit de Atención e Hiperactividad, y Ayers, en la rehabilitación del trauma cerebral.

En la Psicología, el Neurofeedback es una herramienta terapéutica que fortalece los circuitos neuronales saludables, capaz de incrementar también la flexibilidad y la resistencia psicológicas. La práctica del neurofeedback como herramienta terapéutica hoy es diversa, y de gran utilidad para el terapeuta y para el paciente.

Referencias

Electrical currents of the brain. R Caton – The Journal of Nervous and Mental Disease, 1875 – journals.lww.com

Über das elektrenkephalogramm des menschen.Berger – European archives of psychiatry and clinical …, 1929 – Springer

Conditioned discrimination of the EEG alpha rhythm in humans. J Kamiya – Western Psychological Association, San Francisco, CA, 1962

Instrumental Conditioning of sensorimotor cortex EEG spindles in the waking cat. Wanda Wyrwicka and M. Barry Sterman, Physiol. Behav.,  3, 703-707 (1968)

Electroencephalographic and behavioral studies of monomethylhydrazine toxicity in the cat, M. Barry Sterman, R.W. LoPresti, and M.D. Fairchild, Technical Report to the Aerospace Medical Research Laboratory (1969)

Effects of central cortical EEG feedback training on incidence of poorly controlled seizures. M. Barry Sterman and L.R. MacDonald, Epilepsia, 19, 207 – 222 (1978)